¿ Cuáles son las marcas de una iglesia verdadera?

Muchos se preguntan si su iglesia donde asisten se esta predicando el verdadero evangelio o si hay falsedad en el mensaje. El siguiente articulo entregado por el ministerio Ligonier responde a esta pregunta.

En primer lugar, para que sea una iglesia verdadera, el evangelio debe ser predicado fielmente. La segunda marca de la iglesia es que es una institución donde los sacramentos se administran debidamente, y la tercera marca de una iglesia es que practica una disciplina auténtica, y de ahí se desprende que tiene un gobierno eclesiástico, el cual existe para el cuidado y la disciplina de la gente. Así que de todos los diferentes elementos que componen una iglesia, los tres no negociables que los reformadores señalaron como marcas esenciales de una verdadera iglesia son estos tres.

Sobre el primero: El evangelio; donde se proclama el evangelio. A lo que se referían con esto los reformadores no era simplemente el anuncio de las buenas nuevas de la muerte de Jesús y la expiación, sino más bien que la iglesia es el lugar donde se enseñan y proclaman fielmente las verdades esenciales del cristianismo. Si una iglesia, por ejemplo, en sus decretos oficiales o normas confesionales, negaba un elemento esencial de la fe cristiana, entonces eso significa, según los reformadores, que esa institución ya no sería considerada una iglesia. 

Por ejemplo, el protestantismo histórico no reconocería el mormonismo como una iglesia cristiana auténtica porque la fe mormona históricamente ha negado fundamentalmente la deidad de Cristo y por lo tanto, cualquier otro aspecto que se afirmara sobre el cristianismo histórico, la negación de la deidad de Cristo era vista como una negación de algo esencial para el cristianismo bíblico. Y por lo tanto cualquier organización que negara la deidad de Cristo no era considerada por los reformadores como una iglesia válida y de bona fide.

El tema con Roma en el siglo XVI sobre la doctrina de la justificación por la fe sola, que era tan volátil en ese momento, era volátil porque los reformadores creían que la doctrina de la justificación por la fe sola era un elemento esencial del evangelio. Aunque la Iglesia católica romana abrazó firmemente muchos elementos de la ortodoxia histórica, como la deidad de Cristo, la Trinidad, la expiación y ese tipo de temas, su condena de la justificación por la fe sola inclinó a los reformadores a llegar a la conclusión de que Roma ya no era una iglesia válida. 

Ellos creían que Roma se había convertido en apóstata en el siglo XVI cuando Roma anatemizó y condenó la sola fide, por lo que los reformadores, cuando escucharon esa condena, escucharon una condena del evangelio mismo, y por lo tanto no iban a reconocer a Roma como una iglesia legítima y viceversa. Roma no creía en la postura reformada del evangelio y no reconocía a las iglesias protestantes como iglesias legítimas.

El segundo elemento es: Los sacramentos y hay cuerpos cuasi-cristianos en el mundo que no solo reducen los sacramentos de los siete que la Iglesia católica romana sostiene a los dos que la mayoría de los protestantes sostienen, sino que algunos han negado los sacramentos por completo. Los reformadores dirían, si no están los sacramentos (la Cena del Señor y el bautismo), si añades cualquier otro elemento en tu organización, no es una iglesia. 

Eso se vuelve importante hoy en día cuando tenemos grupos y ministerios para-eclesiásticos como Young Life y Campus Crusade e InterVarsity y otros tipos de organizaciones que practican diariamente varios elementos de evangelismo y ministerio cristiano. Tienen tareas específicas para trabajar junto a la iglesia. Ministerios Ligonier puede ser identificado como un ministerio para-eclesiástico; somos una institución educativa. No somos una iglesia. Ministerios Ligonier no administra los sacramentos. No tenemos membresía eclesiástica, por lo cual no impartimos disciplina a las personas que forman parte de Ligonier. Esa no es nuestra función. 

El tercer elemento es: El elemento de la disciplina o el gobierno, y hemos visto a través de la historia de la iglesia que todo el asunto de la disciplina de la iglesia ha sido algo fluctuante. Ha habido momentos en el pasado en los que la disciplina eclesiástica se ha manifestado en términos que por sus características era considerada muy severa. Durante el siglo XVI, hubo una persecución terrible, no solo de la Iglesia católica romana contra los protestantes, sino también de los protestantes contra los católicos y sabemos que la gente fue sometida al potro, a la tortura y a todo tipo de castigo como un asunto de disciplina eclesiástica. 

Sé que fue un tiempo oscuro en la historia de la iglesia, pero si lees, por ejemplo, las teorías de los obispos de la Iglesia católica romana en el siglo XVI cuando estaban considerando el uso de la tortura, en la inquisición, e incluso la ejecución, la quema de herejes en la hoguera y ese tipo de acciones, en la superficie, desde nuestro punto de vista en el siglo XX, todo eso parece ser un castigo cruel, inusual y bárbaro como instrumentos de disciplina. Tal vez lo sea, pero quiero que entendamos esto: Que los líderes de la iglesia en el siglo XVI, damas y caballeros, realmente creían en el infierno y realmente creían que no había un destino que pudiera ser peor para un ser humano que ser arrojado al infierno y que no hay nada que temer más en última instancia, que el castigo y disciplina perpetuos de Dios. 

La iglesia realmente creía que era justificable usar casi cualquier medio necesario para reprender y disciplinar a uno de sus miembros para mantenerlo fuera de las garras del infierno. Si se necesitaba una cámara de tortura, si se necesitaba el potro, incluso si se necesitaba la amenaza de ser quemado en la hoguera para rescatar a una persona de las garras del infierno, se concebía como legítimo. No lo estoy defendiendo, pero estoy tratando de que entendamos la mentalidad de la gente en el siglo XVI, que realmente tomaba el infierno muy en serio.  

Parte de nuestra actitud hacia la disciplina eclesiástica hoy en día es que pensamos que no necesitamos disciplinar a las personas en lo absoluto, porque no importa, porque realmente no creemos en la amenaza del juicio divino en nuestros días. El péndulo tiende a oscilar hacia los extremos en la historia de la iglesia cuando se trata de disciplina. A veces la iglesia está involucrada en estas formas duras y severas de disciplina que ya he mencionado. En otras ocasiones, la iglesia está marcada por una forma extraordinaria de lo que llamamos latitudinarismo, donde prácticamente no se impone disciplina a la gente.  

Asi que la predicación del evangelio con todo el consejo de Dios de las Escrituras, el bautismo, la cena del Señor y la disciplina, son temas que no son negociables para identificar una verdadera iglesia.

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